El yacimiento arqueológico de A Lanzada
(Sanxenxo) va desprendiendo cada día de excavación pistas nuevas que
muchas veces, en lugar de confirmar el relato de la historia que van
tratando de componer los arqueólogos, obliga a borrar, reinterpretar y
reescribir. El último hallazgo inesperado es un puñal que los expertos
creen que puede datar al menos del siglo IV antes de Cristo pero que
podría ser mucho más antiguo (incluso del siglo VIII antes de esta era).
Es una pieza espectacular, de 33 centímetros de largo, que el propio
director de los trabajos, el arqueólogo de la Diputación de Pontevedra,
Rafael Rodríguez, describe como "una reliquia; un objeto especial,
impactante".
Entre las hipótesis que se manejan, están la de que se trate de un
arma común entre una Edad de Hierro muy temprana y la Edad de Bronce, y
la de que sea una pieza mucho más exótica, vinculada a pueblos del
Mediterráneo oriental. No sería extraño, en un yacimiento cuajado de
cerámicas y objetos relacionados con otras culturas de aquel mar que
están demostrando que en este tramo de la costa atlántica había
actividad marítima y se llevaban a cabo intensos intercambios
comerciales desde mucho antes de la llegada de los romanos. Los
arqueólogos que trabajan desde 2010 en este yacimiento que ya trajo de
cabeza a Filgueira Valverde (centrado, sobre todo, en la parte de la necrópolis) a mediados del siglo pasado han apodado el sitio como "El Corte Inglés", por la variedad y cantidad de vestigios hallados.
Estos restos revelan que al menos tres y cuatro siglos antes de la
romanización Galicia ya estaba presente en el mundo y se relacionaba con
otras civilizaciones avanzadas. Junto a los objetos procedentes de
diferentes culturas mediterráneas, hace seis años también se excavó uno
de los recintos más importantes del conjunto: una fábrica de salsas y
salazón datada entre los siglos III y II antes de Cristo. Este año, la
campaña que costea la Diputación estaba prevista inicialmente hasta
octubre, pero están siendo tantos los descubrimientos ("casi a diario"
aparece algo, ha dicho hoy la presidenta del organismo, Carmela Silva)
que al final se ha decidido seguir con la excavación hasta enero.
Según se informó hoy, el puñal hallado en este yacimiento situado
junto a la ermita de A Lanzada apareció ayer en un estrato de terreno
correspondiente al siglo II antes de Cristo. Todavía hay que concretar
su tipología, su composición. Se cree que estaba ahí, con otros
elementos de época diferente, porque podría tratarse ya entonces de un
objeto antiguo que tendría un uso ritual.
Desde el verano, el Campo da Lanzada no ha cesado de dar sorpresas.
Se han hallado diversos recintos, construcciones todavía sin
interpretar, una villa romana que se considera muy temprana, un supuesto
secadero de pescado y 15 esqueletos, 14 humanos y uno de perro. Once de ellos son de niñas y niños muy pequeños
y han aparecido todos juntos, sepultados bajo la arena en la misma
zona, formando un enterramiento infantil muy singular. Las dataciones de
Carbono 14 llevadas a cabo en un laboratorio de Estados Unidos (Beta
Analytics de Miami) revelaron que las esquirlas de hueso enviadas por el
equipo para analizar pertenecían a los siglos I y II después de Cristo.
En otra zona diferente a la ocupada por los bebés, fueron halladas
tres osamentas adultas. Una, femenina, fue bautizada por los arqueólogos
como Cornelia, porque era el nombre que sonaba "más romano" de todos
los del santoral de aquel día en que apareció. El esqueleto, con signos
de haber llevado una vida de duros trabajos y haber sufrido una dolorosa
agonía, se correspondía con el de una mujer en la treintena. En la
arena todavía podía apreciarse la impronta de la caja de madera en la
que había sido enterrada, sin ajuar, y fueron hallados algunos clavos
del féretro. Los otros dos esqueletos adultos estaban próximos a ella y
sepultados de igual forma.
En Miami, los primeros resultados sobre Cornelia contradijeron la
teoría de que se tratase de una habitante del siglo I después de Cristo,
como sí resultaron ser los niños. El Carbono 14 la situó en el siglo V.
Pero el equipo de investigadores no se quedó conforme. La pieza no
encaja en este escenario, y menos cuando se sabe que el enterramiento
estaba situado en un nivel inferior a un concheiro del siglo II
antes de Cristo. Sospechan que su dieta, basada en el pescado y el
marisco, con exceso de colágeno, pudo alterar el resultado, o que en la
manipulación la prueba pudo ser contaminada. Por eso, la semana pasada
Rafael Rodríguez volvió a enviar al laboratorio americano nuevas
muestras de Cornelia y de los otros adultos. Tiene la convicción de que,
bastante antes de navidad, vendrán de vuelta unos resultados totalmente
diferentes que sí ayudarán a componer el difícil puzzle de A Lanzada.
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